lunes, 26 de septiembre de 2016

Las fotografías de aquí. Anselmo María e Ignacio Coyne.


A veces somos injustos con lo cercano, con lo nuestro, y por aquello de tenerlo a mano no sabemos valorarlo en su justa medida, quizá por no tener la perspectiva que da la distancia.

Zaragoza contó durante décadas con la suerte de albergar una saga de fotógrafos que inmortalizaron una época, los Coyne. Aquí me referiré únicamente a los dos miembros de la familia cuya actividad se desarrolló en el siglo XIX y principios del XX.

Hoy el legado fotográfico de la familia se conserva en el Archivo Histórico Provincial y algunos de sus fondos están digitalizados y son accesibles mediante DARA (Documentos y Archivos de Aragón) fondos que serían aún más extensos de no ser por el desastroso incendio sufrido en el estudio el 9 mayo de  1887 y que se inició mientras manipulaban las placas fotográficas obtenidas horas antes en la puesta de la primera piedra del Puente de Hierro.

El cronista Juan Moneva, no sin sentido del humor,  lo describía así:

…”Inauguración de las obras del Puente. La pamema consabida; el Obispo Auxiliar – Alda- bendiciendo; único elemento serio, substantivo, respetable del acto; concurrencia de Autoridades y notables de la Ciudad, con sus cintas, bandas y metales; y a comer cada cual a su casa.

Menos el Ministro y unos pocos señores de Madrid: para ellos era almorzar; a comer estaban invitados, con todas las Autoridades y todos los Diputados de la provincia, en el Salón amarillo de la Diputación; estaban también invitadas a aquel banquete las respectivas señoras; naturalmente no eran aludidos en eso el Cardenal Benavides ni su obispo Auxiliar. Alcalde era entonces Don Simón de Varanda, el principal “pontífice”, en la acepción etimológica de “hacedor del puente”.

Acabando estaban la comida, bebiendo ya licor los hombres y fumando con la venia, un tanto forzada, de las señoras, pues ardían ya en el salón largo por estrecho hartos cigarros puros, cuando llegó allí dada al Alcalde, al Capitán General y al Gobernador Civil, una noticia muy fácil de comprobar por toda aquella concurrencia, sin más que asomarse a cualquier balcón de la estancia: incendio en el 33 del Coso, casa de Sichar”..

…“Vieron llama y humareda en lo más alto; y mucha tropa de regimiento de Pontoneros que llegaba ya para formar cordón que aislase la casa de todo público y ayudase a apagar el incendio; los bomberos de la Ciudad llevaban ya allí mucho rato de trabajar con más valor que medios útiles.

Salieron todos los comensales; los más para marchar a un baile que el Casino de Zaragoza daba en sus salones a honor del Ministro y del Puente; todos habían despedido sus coches, pues hubiera sido ridículo subir en ellos frente a las escalerillas de la Diputación para bajar ante el Palacio del Conde de Sástago. Bajó Ramona Banquells, la Alcaldesa, satisfechísima de haber visto triunfar la idea de su marido, con su vecina y amiga íntima la Señora de Torres Cervelló, “la Tubau”, de mote local, mote laudatorio, pues con él expresaba la buena sociedad zaragozana que aquella señora era elegante de porte y trato como la mejor actriz de la escena española de entonces; Doña Ana del Valle e Iznaga, la esposa del General Chinchilla, la cual había de morir poco después en Zaragoza; Juana Vargas y Benavides de Milán, la sobrina del Arzobispo; Rosa Nadal y Yarza, la hija del Rector de la Universidad y mujer de Manuel Castillón, diputado provincial…

……Frente al 33, en la acera opuesta de la Plaza y del Coso, quedaron parados los más comensales del pasado banquete; fue llegando algún coche con señoras y caballeros que iban al baile del Casino; no pudieron pasar, bajaron, se detuvieron allí y se enteraron como los demás de lo que ocurría. A Coyne cuando estaba revelando o fijando las placas obtenidas por la mañana en el Paseo del Ebro, se le prendieron unos líquidos inflamables; ardió pronto su estudio entero de fotógrafo, se comunicó el fuego a lo más de la finca….”

Anselmo María de Coyne y Barreras había nacido en Pamplona en 1830 y murió en Zaragoza en 1896. Habría estudiado Química. Es en su ciudad natal donde instala su primer estudio fotográfico. En 1878 se traslada a  Zaragoza, y se asocia con el fotógrafo Mariano Júdez Ortiz. Será en  1881 cuando  reciba el título de fotógrafo de SS. MM., dándole ello el derecho al uso del escudo de armas real.

Su hijo, Ignacio Coyne Lapetra nació en Pamplona en 1872 y falleció en Zaragoza en 1912. Fotógrafo, operador y director cinematográfico. Cuando el cine llega a la capital aragonesa, era ya un prestigioso fotógrafo. En 1905, abre en la calle de San Miguel el primer cine estable de Zaragoza, conocido como Cinematógrafo Coyne. Llegó a filmar sus propias películas y a dotar de voz humana a sus personajes con su Cine Parlante Coyne.

La actividad fotográfica del estudio Coyne es profusa. De todas las imágenes tomadas he seleccionado tres en las que aparecen tranvías de mulas.



La primera es una imagen de un tranvía parado en Plaza Constitución que tiene como telón de fondo el Paseo de Santa Engracia, actual Paseo Independencia. Al observar la imagen con una lupa podemos distinguir el letrero en la parte superior de las ventanillas centrales, en el que leemos “Bajo Aragón - Madrid”. Aunque en un principio eran dos líneas diferentes, la Sociedad de Tranvías pronto se dio cuenta de que unificándolas mejoraba considerablemente el funcionamiento y por consiguiente el rendimiento, reduciendo los tiempos de espera. Podemos apreciar encima del coche un cartel que contiene un anuncio publicitario que desgraciadamente no podemos distinguir. A la derecha de la imagen, vemos entrando en la misma el tranvía nº 12 que según los datos encontrados tendría 14 asientos y 6 plazas en plataforma.


 

La segunda es una divertida comparsa de Gigantes y Cabezudos que discurre por el mismo lugar  que aparece en las otras dos imágenes y en la que solo los muy observadores se habrán percatado de que entre la multitud se distinguen dos jardineras.

 

La última, ya utilizada en este blog para ilustrar el post del reglamento tranviario, es quizá la única fotografía protagonizada en Zaragoza por un tranvía de tracción animal. Está  pasando delante de la Farmacia Ríos, las mulas nos tapan el número, pero el letrero no deja lugar a dudas de la línea a la que pertenece. Se distingue perfectamente al conductor con el uniforme, tocada la cabeza con la gorra reglamentaria y mano en el freno. Va a tomar la curva de la plaza para comenzar a ascender por el Paseo de la Independencia.
 
Por Nieves García-Arilla Oliver.

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